- Treinta -





Se acaba Enero y la hoja del calendario se cae sola. 


- Consecuencias del invierno -



Mi habitación es peor que un mercadillo.
La cabeza ni os cuento.
Hace semanas que no escucho música, solo la pongo para no escuchar a los demás en el tren y poder leer a gusto.
¿Cantar por la calle? a ratos.
La lluvia me da igual.
Cocinar cuanto menos mejor.
Si puedes hacer tu el plan, yo te sigo.
Enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio...
Sol solito calienta-me un poquito.
Entre semana no fumo, lo prometo. Y una mierda.
-Llevas muy bien el inglés, enserio.... -Mira cari, no he abierto ni un puto libro, no te autoengañes.
¿Y qué pasa con nuestro futuro?
Jopé si yo lo único que quiero es poder andar en chanclas sin que se me enfríen los pies....



Vale, todxs tenemos días de mierda. Me ha tocado


Dame una mochila y un mapa en blanco, que tengo que salir a buscar mi norte y no se por dónde empezar.






- Desata-te -












Mis miedos se transformaron en dolor de muelas,dolor de garganta, de nudos en la cabeza, en el pecho y lágrimas. En monólogos a velocidades impensables con el temario repitiéndose una y otra vez.
Las lágrimas se convirtieron en aire, en hojas volando cerca de mi cara. En cigarros imposibles de encender y otoños impensables en Enero.
Dejé los miedos en Avenida de América y marché a gritarle al río Duero que no es más sueño eso que ocurre cuando duermo.

Tuve que volver a pasar por ese intercambiador varias veces más. Para mí es algo más que un infinito ir y venir de personas, son las puertas que cruzo sola cada vez que empiezo o termino algo. Es dejarlo todo ahí para seguir caminando.
Y allí dejé los miedos terrenales y recuperé los miedos gigantes esperando que hiciesen de flotador si el avión se quedaba sin alas a mitad de camino. Pero llegó entero y los gigantes me devoraron.

Por aquél entonces se me había olvidado que aquí las horas pasan hacia atrás, que el té no sabe a cabreos matutinos y que si los gigantes tienen mucho hambre lo único que tengo que hacer es llevarlos a bailar.

Salió el sol y mi perra salvaje se fué a correr por la playa en busca del mar, que decidió irse con la luna y dejarnos la bahía para los peces con piernas.
Y recordé que lo importante era frenar y descalzarse, no tirarse al agua con zapatos puestos.