- Cuando me des-visto -






Sentirme sin ropa me pone muy cachonda.
Y los pies descalzos.
Y sentirlos con otros pies.
O con la arena.
O con el césped.
O no.

La brisa del mar me pone muy cachonda.
Y la que suena entre los árboles.
Y los atardeceres, los atardeceres me hacen arder.

Y levantarme todas las mañanas.
Y danzar en el jardín,
en la cocina,
de camino a ninguna parte,
o de camino a alguna parte.

Y el amor puro, sano y consciente.
Y sentir vértigo cuando se pone todo del revés.
Y leer en alto.
La vida me pone realmente cachonda.

Y esas cosas de la vida...



- Querido Sol: -






Creo que aún no se me ha olvidado cómo se quita la ropa en estado de shock, pero aún así, debería empezar a practicar. Sólo en caso de emergencia. Me gustaría hacerlo por mi misma llegado ese momento.

La humedad hace que pueda estar en manga corta a dieciséis grados, pero los dedos de los pies siguen amoratándose cada vez que los desnudo y a mi, sentir con los pies, es algo que me lleva muy lejos.

Conseguí danzar bajo la lluvia, sonreirla y permanecer quieta. Y el mar, cada vez que lo visito, me pide a gritos que corra hacia él.
Que me corra con él.

Ya sé que sin estos días calentitos en los que te escondes no podría perderme entre explanadas verdes y troncos mas anchos que mis caderas, pero entiende que estoy un poco aburrida de esconderme.

Quiero desnudarme por fuera para poder volver a desnudarme por dentro.
Quizá, si te siento quemándome la piel pueda re-sentir todo el fuego que se acumuló dentro cuando encendía la chimenea en invierno y que se fué volando con el viento.

Voy a probar a ir a buscarte allá donde repartes amor, a ver si consigo convencerte y que vengas de la mano a pasar unos días a la isla verde. No te arrepentirás, te lo prometo.

Ya tengo la bici preparada.
Sólo tienes que darme las coordenadas y esperarme con los brazos abiertos.
Me dirás que no te gusta el plan.
Te aseguro que a mi me fascina.

Venga anda, que ya desayuno helados y voy asomando los hombros.
Mañana espero que el cartero traiga una nota con las indicaciones. No me falles.

Nos vemos en el mas acá.





- Sólo pensaba en voz alta -






Juego al escondite, o al "adivina donde estoy".
Creo que es lo mismo.
Nessie se merendó un balón de fútbol.
-Ready or not, here I come!
Jugaban descalzos, como yo.
¿Alguna vez habéis metido un pie en el lago Ness?
Y si me escondo detrás de esa pared, ¿me encontrarás?
Allí donde las nubes no se mueven se está de maravilla.
-Oye! que te toca contar hasta diez.
Ya, pero prefiero ponerme flores en el pelo.
-Hola, ya he vuelto.
Tu si que sabes jugar al escondite. Espera que adivine dónde estás.
-It's just a cigarrette.
Pues alíñalo.
-¿Pero no estábamos jugando al escondite?
Ya, pero prefiero ponerme flores en el pelo.