El mar zarandeándose con fuerza deja la espumita pomposa que mi niña juguetona explota con los dedos, y mi yo salvaje grita mientras se inmiscuye en lo más privado de la conversación que tienen las olas con las sirenas.
Al fondo, las luces parpadeantes del guateque flotante de colores esperando para viajar a la profundidad más eterna de la nada. O del todo.
¿Tú qué prefieres?
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